viernes, 5 de marzo de 2010

Carlitos hay uno solo

¡Espectacular! ¡Genial! ¡Impresionante!
Cuando un tipo sabe, se nota. Especialmente si está rodeado de mediocres. Y, en estas dos semanas reapareció en toda su estatura un tipo que sabe, que conoce. El indescriptible Carlitos dejó a la luz pública todo el entramado berreta de la política nacional. Ojo, no de los políticos, sino de toda la política, incluida la que se hace en la calle, en el laburo y, en especial, la autodenominada "clase media". Ese sector es el que Carlitos mejor conoce y lo mueve como quiere.
Los hizo soñar con pertenecer al primer mundo, los hizo viajar, comprar, endeudarse, los hizo clamar por privatizaciones, de las que los idiotas después se quejan cuando no saben cómo van a pagar la prepaga, el cable, los peajes, los servicios, o cuando despotrican contra el ferrocarril sin inversiones o desactivado. Él mientras hizo sus negocios y llenó sus cuentas.
Pero Carlitos también sabe leer a sus colegas: tanto que, sin darles bola, se va a jugar al golf mientras ellos se debaten en disquisiciones pelotudas para hacerse con un pedazo de poder. Él sabe de poder. Los desairó y ellos sólo atinaron a criticarlo, a hablar de supuestos acuerdos espurios con el gobierno. Él siguió en la suya.
Cuándo terminó con el hoyo 18, regresó, les impuso sus condiciones a los mismos que lo habían criticado -incluyendo a la descartable clase media porteña- y se coló en los lugares que quiere tener el resto de este año y el que viene para negociar mayores prebendas cuando los candidatos tengan apuros y se termine el paso de danza torpe entre gobierno y oposición.
Él solito, despreciado por la mayoría, por los "que saben", les mojó la oreja a todos. Tanto que los que unos días antes lo habían denostado pretendieron haber olvidado sus estupideces y le dieron lo que quizo. No son iguales a él, son menos.
Como sus dos mayores adversarios -Eduardo y Nestor-: no es bueno, ni malo, es simplemente un animal político. No pueden parar de hacer política, no quieren dejar de buscar el poder, los tres abrevaron en Perón. Los demás apenas llegan al nivel de Rasca y Pica.
Es una lástima que haya lugar para sólo uno de los tres y yo no quiera a ninguno.

viernes, 8 de enero de 2010

Una novela, un estilo


El estilo de Gobierno K pareciera ser el de avanzar a los codazos entre bardos. Algunos inventados por una oposición de una incapacidad política similar o inferior a la del oficialismo, o por la prensa, generalmente de mayor nivel que todo el arco político junto, aunque no en demasía.
El caso de la novela del Banco Central es maravilloso al respecto. En la historia de la entidad sólo un presidente cumplió con su mandato, fue el primero de la lista, Ernesto Bosch, que duró 10 años en el cargo, ya que hubo años en que cuatro personajes diferentes se sentaron en el sillón de capo de la entidad rectora del sistema financiero; lo que implica que todos los sectores políticos que alguna vez estuvieron vinculados con el poder rajaron a algún funcionario que ocupó el cargo. Es una joda que en 2009 se rasguen las vestiduras porque Cristina lo raje al otrora "jóven brillante" -según Domingo Cavallo- y ex elefante en el bazar de la Comisión Nacional de Valores, Redrado.
Además, la mayoría de los argentinos no tiene la más puta idea de porqué, para qué y desde cuando existe este BCRA.
Este engendro apareció en escena recién en 1935, por orden secreta y expresa del Imperio Británico entre las obligaciones de reforma monetaria incluídas en el vergonzante Pacto Roca-Runciman, para que los agentes de su graciosa majestad pudieran controlar la economía de esta colonia no oficial de la corona. El diseño fue obra del nunca bien ponderado -por mérito propio- Raúl Prebisch, auxiliado por especialistas de Harvard.
Un caso interesante al respecto, sobre todo en una época en la que, según la oposición, Borocotó -no me refiero al padre sino al hijo- hubo uno sólo, o que, para el oficialismo, el caso de Cobos -Cleto- es único, fue el de Federico Pinedo -en este caso, hijo y no padre, tampoco nieto- quien, siendo diputado socialista, puteo en todos los idiomas contra el pacto y sus consecuencias y dos años más tarde, como ministro de Economía de un régimen conservador, aplicó todas sus órdenes y fundó el BCRA. Hoy su bástago, desde el PRO, reconoció que entre las obligaciones de la entidad está "la de no obedecer ordenes del Poder Ejecutivo". Sabe de qué habla.
Volviendo al inicio, lo maravilloso de esta historieta sigue siendo la capacidad del gobierno para entrar en kilombos. El BCRA es un organismo deleznable; pocos conocen realmente su carta orgánica ni sus cometidos; Redrado podría estar entre los malos de cualquier película; la medida aducida para rajarlo era la reclamada por la mayoría de la oposición: dar credibilidad externa a la capacidad de pagos del país; muchos bancos, ergo el establishment, se beneficiarían con ella. Ergo, para qué carajos hay que buscar puteadas donde sólo tendría que haber alabanzas.
Se agradece que sumen estas disgreciones a todo el resto de pelotudeces que circulan al respecto, no tienen porqué estar de acuerdo: yo tampoco.

martes, 27 de octubre de 2009

No aguantaba más

Es digna de admiración la falta de memoria. El tema es así: si el humano recordase todo constantemente no tendría posibilidad de asimilar cosas nuevas. En esto el cerebro humano se parece a su aparato digestivo. ¿Hace cagadas? Si, pero no me refería a eso, me refería a la posibilidad de descartar lo que ya no le sirve. Entonces, esa multitud que lloró ante ese dibujo genial en el field del Estadio Azteca en el partido contra Inglaterra, como lo hizo ante otras obras de arte del genio en las canchas, se transformó en una miriada de hipócritas que se horroriza porque este artista dice algunas cosas, tales como las que ellos repiten a diario. La diferencia entre el artista, el genio y el mediocre, el imbécil, es el uso del cerebro: aquel guarda y usa lo que aprende, el segundo no aprende más. Temo, porque esto le está pasando a un montón de compatriotas que, envidiosos del que saben más que ellos, claman por venganza: Renuncia! Despido! Sanción! Pero, más temo que muchos de mis colegas, amparándose en un estúpido sentimiento de casta piden lo mismo y no reconocen los propios errores, las propias bajezas, los propios renuncios, las propias estupideces. Obviamente, me siento más cerca de Diego que de ellos. Quiero más al artista, al genio que se la juega, que a un mediocre cobarde.

Maradona no es una persona cualquiera
es un hombre pegado a una pelota de cuero.
Tiene el don celestial
de tratar muy bien al balón.
Es un guerrero
es un ángel y se le ven las alas heridas
es la Biblia junto al calefón.
Tiene un guante blanco calzado en el pié
del lado del corazón.
No me importa en que lío se meta,
Maradona es mi amigo
y es una gran persona (el diez).
En el alma guardo la camiseta de Boca
que me regaló alguna vez.
Diego Armando
estamos esperando que vuelvas,
siempre te vamos a querer,
por las alegrías que le das al pueblo
y por tu arte también.

¡Gracias Diego!

¡Gracias Andrés!

viernes, 2 de octubre de 2009

Una renuncia

Les comunico que hoy he enviado el telegrama de renuncia al cargo que ocupaba en el Secretariado de la Asociación de Prensa de Buenos Aires.
Era una decisión que debí haber tomado en abril pasado, cuando un comunicado apócrifo del sindicato, adverso al Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, fue publicado en el diario Clarín -casualmente-, sin que esa hubiera sido la posición oficial de la APBA.
La segunda aparición del sindicato fue esta semana, en el mismo diario, en igual línea que aquella de abril, otra vez sin que fuera -en la teoría- la posición oficial de APBA, pero esta vez reflejando una demostración callejera.
La APBA está adherida a la FATPREN que respaldó el proyecto y quedar involucrada de manera confusa en estas situaciones afectan a la organización. Aunque, no sería leal desconocer que la ambigüedad de la posición del sindicato porteño sobre el proyecto, expresada ante el Congreso y en las posteriores comunicaciones dejan un amplio margen para cualquier tipo de interpretación y actitud.
Es más, esa postura alienta una postergación del tratamiento del proyecto, que no significa una dilación en el tiempo, sino que implica de manera solapada el mantenimiento del status quo, es decir el apoyo liso y llano a la ley de facto de Radiodifusión y sus modificatorias que favorecieron a los monopolios y que perjudicaron a los trabajadores con la precarización laboral y la desaparición de más de 250 equipos de noticias en todo el país en menos de 15 años.
Respeto la posición de todos y cada uno sobre esta norma -a la cual personalmente respaldo desde hace varios años- y sigo tragándome sapos en honor de la disciplina de las organizaciones, pero me molesta cuando se me involucra de manera inconsulta en hechos que no comparto yo o -por lo menos, en los papeles- esas propias organizaciones y cuando el debate se transforma en un sainete digno de Vaccarezza, aunque sea modernizado por el correo electrónico.
En mi opinión -que no quiero que nadie comparta-, la picardía es graciosa en los niños, pero es traición entre los adultos. La pasividad es una cualidad entre los monjes budistas, pero puede confundirse con pelotudez en los latinos. Según mi documento, soy adulto y latino.
Estos motivos son sólo algunos de los que me llevaron a enviar mi renuncia irrevocable al Secretariado de la APBA, si a alguien les ineteresaran, las otras circunstancias las puedo exponer personalmente.

Nota: La foto es sólo porque admiro a Bogart y me puede Casablanca.

martes, 29 de septiembre de 2009

Causa y efecto

Cuando uno dice que nada es casual, en el barrio lo miran como con lástima y como diciendo: "¡claro, gil!, ¿qué descubriste?". Esta es una pata de lo que tengo ganas de desparramar hoy, la otra es una teoría sobre el comportamiento social que dice más o menos así: las vocaciones se crean, no son intrínsecas al individuo. ¡impresionante!

El tema es que hace aproximadamente veinte años se puso de moda estudiar periodismo y, desde entonces, en cada cuadra había un pibe que se metía a tratar de terminar un curso o una carrera de comunicación. Es decir la vocación de un montón de gente (multipliquen por cuatro la cantidad de manzanas de cualquier barrio y se van a dar cuenta de lo que es un montón) apuntaba hacia ese lado, sin visión crítica.

Eso fue la descripción del tema, ahora viene la fundamentación de la teoría: esas vocaciones fueron fomentadas desde los propios medios, para conseguir mano de obra especializada. Es más, los propios grupos arman sus escuelas y universidades o se asocian con ellas, para garantizar profesionales a medida. Aunque, lo más importante no era eso y esto lo demuestran los programas y el nivel de los recién recibidos, pero eso es tema para otro debate. Lo más ansiado por las empresas era lograr una masa crítica de profesionales desocupados que presionaran a los que estaban en funciones, para abaratar sus costos salariales. De libro.

Entonces ocurrió que muchos de esos laburantes se debatían entre abandonar su profesión o ejercerla en los márgenes del sistema. A esto se sumó la demanda de canales de expresión para una gran parte de la sociedad sin voz en los medios "grandes".

Estos medios marginales fueron la base de la Coalición que dio origen a los 21 puntos que después se transformó en el proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Entonces, se podría decir que la decisión de los grandes medios de conseguir mano de obra buena y barata, les terminó jugando en contra.

Quizá los senadores no se comporten a la altura de lo que les corresponde y terminen rechazando el proyecto, pero se logró sacar a luz un tema que -aunque la religión nunca dijo que hubiera que tapar- nunca se había hecho público.

Moraleja: no golpear demasiado a los chiquitos, porque cuando se juntan son -por lo menos- molestos. Es una cuestión de causa y efecto: todos reaccionan cuando los golpes son demasiados.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Una cualidad maravillosa


Una de las cosas más maravillosas que tiene el ser humano, que me causa ternura cuando la veo, es su infinita capacidad para hacer alarde de su ignorancia. Sé que no es nuevo ni original lo que estoy diciendo, pero en los últimos días el despliegue de esta virtud humana fue tal que realmente asombra. Ojo, esto ocurre no sólo por parte de los legos en ciertas materias específicas, que suelen hablar como se dice vulgarmente a boca de jarro, basándose en lo que escucharon en la televisión o, en el mejor de los casos, un programa de radio; sino también de los que se supone que deberían saber, porque hablan, generan opinión y debaten los temas en público.
Decía que en los últimos días esta maravillosa característica de nuestro género se me hizo más evidente: es que todos, absolutamente todos, hablan del Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sin tener idea del tema. La ignorancia al respecto por parte de Juana de Flores o Alfonso de Belgrano, cuando dejan mensajes grabados en la radio me preocupa poco, aunque demuestra que cualquiera de nosotros al opinar sobre algo que desconocemos podemos destruir buenos trabajos o erigir monstruos. Se hace con la misma liviandad con la del algo habrá hecho. Sin embargo, me despiertan ternura por la forma en que desnudan su ignorancia en público, sin pudores y hasta con la elegancia típica de sus barrios.
Pero, los que más ternura me generan son los que tienen casi la obligación de saber de qué carajo hablan y no se hacen cargo y salen por el mundo a exhibir su ignorancia con esa carita feliz. El debate de la nueva ley es maravilloso en este sentido: opinadores de toda calaña aparecieron en los medios y, sin ponerse colorados, dijeron miríadas de sandeces. Además, derrochando generosidad, llevaron esa adorable ignorancia al debate de las comisiones legislativas. Obviamente, ningún preconcepto sobre el tema, sólo los títulos de los medios como armas para el debate.
Con otras palabras, Negroponte se quejaba de que el papel impreso detenía el avance tecnológico. Los argentinos debemos estar orgullosos de que fuimos muy pocos los retrógrados, conservadores, casi fascistas del progreso que leímos los más de 140 artículos comentados del proyecto y que, haciéndonos cargo de semejante despropósito, nos callamos, no opinamos. Si lo hiciéramos impediríamos que se genere esa ternura –que realmente es cariño- hacia los opinadores que salen a decir barbaridades dando la cara. Son adorables y generosos al no esconderse ni avergonzarse de sus limitaciones.

viernes, 28 de agosto de 2009

Derecho a la información


El derecho a la información significa el derecho a toda la información no al ocultamiento de una parte de la información y la manipulación de otra parte.
Esta observación de Perogrullo -en realidad, de Cristina- marca el oficio del escriba. Cuando el Poder Ejecutivo envió al Legislativo el Proyecto de Ley de Regulación de los Servicios de Comunicación Audiovisual, reapareció a la luz el gremio de los periodistas para expresar una preocupación por la amenaza que supondrá esta norma.
¡Maravilloso! Tipos incapaces de ser solidarios hacia sus colegas que trabajan en condiciones deplorables, cobran miserias, son despedidos o son empleados por energúmenos incapaces de hacer la “O” con el culo de un vaso -pero saben cuantos “0” tienen que bajar del dinero para las nóminas, para ampliar sus ganancias-, ayer se atropellaron para viajar en el mismo bondi con los que la yugan a diario.
Me siento en la gloria, gracias a esta iniciativa del Gobierno recuperé compañeros que hacía años pensé que se habían alejado de mi realidad, gracias a su mejor ubicación dentro de sus empresas. Y, desde ayer se ocupan de mí. Además –y esto es mejor-, los empresarios del sector me pusieron en un pie de igualdad con ellos, cuando tiemblan por el ataque podría suponer esta norma hacia los periodistas: laburo que me identifica desde hace más de 25 años.
Ahora, totalmente identificado con mis nuevos compañeros de ruta que, como tales, es lógico que quieran compartir conmigo ganancias y poder, tengo que decir que –aunque ellos se opongan- quiero que se apruebe este proyecto en el Congreso. Porque quiero seguir perteneciendo a este grupo que tiene plata y poder que, seguramente, si esto sigue así, en algún momento ellos me darán.
Si no es así, les voy a pedir que dejen de hablar por mí, que no se atribuyan el colectivo periodistas, que no se rasguen las vestiduras pensando en menores beneficios al final de los ejercicios, porque yo elegí el periodismo como forma en la que ganarme la vida, aunque a veces tenga que atajarle penales imposibles y no como medio para hacer negocios y ganar poder.
Y por favor, basta de hablar de periodismo independiente que van a hacer temblar los restos de Mariano Moreno, Rodolfo Walsh y el mismo Bartolomé Mitre, que afrontaron sin vergüenzas que este laburo tenía que ver no sólo con informar sino también con formar opinión.
Porque, el derecho a la información es de todos los ciudadanos y no sólo de los propietarios de los medios o –en el mejor de los casos- los periodistas, este proyecto es escaso, que deja afuera muchas cosas importantes –como la prensa escrita-, por lo que es necesaria una ley de medios que complemente a esta norma que se empieza a discutir y quizá una colegiación y un código de ética que abarque a todos los involucrados en este oficio.